Sin rigor intelectual
Por Jaime Restrepo Vásquez
Navegando por las redes sociales, encontré una afirmación
que llamó mi atención. Un columnista de un periódico bogotano de circulación
nacional afirmó, vía Twitter, que las iglesias cristianas estaban repletas de
personas ignorantes y que a lo sumo serían bachilleres. También aseguró que lo
raro era que los creyentes tuvieran estudios universitarios.
Tales afirmaciones, hechas además por una persona con
algún reconocimiento, merecían una explicación argumentada y con datos que
sirvieran para confirmar lo expresado. En ese momento le pedí, amablemente, que
citara los estudios o las encuestas que ratificaran sus trinos. Después de
muchas vueltas y de recurrir a la descalificación ad hominem, el columnista de marras decidió recurrir a una figura
perfectamente ilógica: me exigió que le demostrara con estudios y cifras, que
él estaba equivocado.
Vamos por partes: si el sujeto X hace una afirmación, es
él quien debe sustentarla, máxime si se tiene en cuenta que es un líder de
opinión que no puede estar lanzando cualquier capricho como verdad, pues su
responsabilidad es mayúscula al tener un espacio de opinión con miles de
seguidores. Sin embargo, la falta de rigor intelectual y la ausencia de
formación para la argumentación llevan a algunas figuras de la opinión nacional
a rechazar la lógica y proceder a exigir pruebas a quien nunca hizo afirmación
alguna y solo está pidiéndoles que fundamenten sus tesis.
Por desgracia, estos casos se repiten a diario en las
redes sociales, como una epidemia de facilismo que lleva a muchos a decir
cualquier cosa, sin argumento alguno de fondo. Además, estos personajes creen
que todo lo que dicen debe ser tomado por sus seguidores como verdad absoluta y
cualquiera que ose cuestionarlos, será declarado objetivo de burlas y
descalificaciones. De hecho, a la carencia de formación se suman la inmediatez
y la perspectiva psicológica de seguridad, pues son batallas que se dan desde
un escritorio y por lo tanto se convierten en vivencias virtuales similares a
las que se tienen en un juego de video.
Hay que estar atentos en las redes sociales. Allí abundan
las noticias falsas, popularmente conocidas como Fakenews; la escasa interpretación y los análisis sesgados lanzados
con el propósito de confundir. Por tal razón, lo importante es seguir a
personas con criterio, que no recurran al recurso del insulto y la
descalificación y que además estén bien informadas, lo que permite contar con
insumos para cumplir el objetivo primario de formar nuestra propia opinión a
partir de la reflexión de los argumentos e informes analizados. Esto se llama rigor intelectual y en las
redes, como en muchos columnistas de nuestro medio, dicho rigor es más una
rareza que un asunto cotidiano.
Comentarios
Publicar un comentario